Pido permiso para volver a ser yo misma
se concede y no recuerdo nada.
Camino dentro del frasco oscuro, lo sé frío. Los sonidos multiplicaron la única pregunta, sentada esperando el sortilegio de la razón, sola y en silencio, espero y desespero. Pienso en la posibilidad de regresar, si doy un paso más caigo. Caí, extendí un ala, precipité y caí, cerré los ojos para verlo desplegar su ala.
Pasó el tiempo, se escucho a lo lejos una voz lúgubre declamando mi muerte desconocida.