domingo, 20 de junio de 2010

fragmento

Me senté en la hamaca tejida y la vi venir derechito hacia mí, comencé a sentir frío, estaba listo, entregado, muerto en vida, se paro frente a una pulsera trenzada y me pregunto el precio, no sé cuánto tiempo tarde en responder que se la regalaba. Me miro fijo como nunca más me han vuelto a mirar y me devolvió la sonrisa más fresca que vi, quedé inquieto y pálido, pude decir tantas cosas, pude preguntar, contar, hablar como un loro, nada, nada, nada salió de la boca que moría por nombrarla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario